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RECIBO

He recibido de Don Leopoldo Peugnet la cantidad de ciento cuarenta y nueve pesos, tres reales y medio por saldo de todas cuentas hasta la fecha.

NUEVA YORK, Febrero 8 de 1901. $149.434.

OTRO

FRANCISCO ESTÉVEZ.

Recibí de Don Fulano Droguete sesenta pesos á cuenta de mayor cantidad.

JAUJA, Septiembre 30 de 1900.

$60.00.

PASCUAL BOBO.

CARTAS FAMILIARES

Carta de Don Gregorio Mayúns al Dr. Don Assensio Sales, sobre el MODO DE RESPONDER

MUY SEÑOR MÍO Y AMIGO :

En el trato familiar solemos hablar con libertad y con aquella confianza que merecen los amigos; pero por escrito suele ser peligroso explicarse con la misma claridad; porque permanece la memoria de lo que se escribe; y aunque el amigo sea fiel, tal vez no lo es el que hereda sus cartas, y con el tiempo paran éstas en donde menos se piensa. Por eso es muy prudente la duda de V. sobre el modo con que uno debe portarse por escrito.

Hemos de distinguir el que pregunta del que responde. Aquél tiene mayor libertad; porque puede callar sin nota; ó hacer la pregunta con arte, del modo menos ofensivo, y más cauteloso. Si lo que se ha de preguntar tiene conexión con la ofensa, y leído no puede dejar de causarla; hemos de distinguir las preguntas á que no nos obliga la necesidad de las voluntarias. Las primeras son inexcusables, y así deben hacerse del modo más cauto; esto es menos circunstanciado, respecto de la inteligencia de otros, con quien no se trata. Las segundas deben evitarse cuanto sea posible. Hecha la pregunta, se ha de considerar, si conviene responder, ó no. Si es necesario, ó, si conviene responder, se puede hacer con palabras alusivas á la pregunta, callando la persona, ó el negocio de que se trata, y respondiendo en suposición del hecho; si bien éste á veces es tal, que él mismo señala la persona, y el hecho, por mucho que se quiera ocultar: como se ve en las cartas de Cicerón á Atico. Si es peligroso responder absolutamente, debe callarse; y en casos de trai

ción, entregarse la pregunta á quien convenga por no hacerse cómplice, ni aún disimulador en el delito de lesa majestad.

Cuando Don José Antonio de Quirós salió de la prisión de la Inquisición, y me escribió, pedía la caridad que yo le respondiese, y lo hice de modo que habiéndolo aprisionado de nuevo, se alabaron mucho mis respuestas, pues dije á aquel insigne varón lo que le convenía, pensando lo que le podía suceder. Callar era contra la amistad, que siempre le había yo profesado, y le debía; hablar pedía mucha prudencia.

Estoy leyendo, y apuntando los tres últimos libros de Dion Casio, que publicó en Roma en el año 1724, Nicolás Carminio Falcón, habiéndolos sacado de la Librería Vaticana.

Usted me mande; y nuestro Señor guarde á usted muchos años como deseo. Olivia á 6 de Junio de 1750. B. L. M. de usted,

Su más seguro servidor y amigo,

Al Dr. Don Assensio Sales.

DON GREGORIO MAYÁNS Y SICAR.

Carta de Don Antonio Solís á Don Antonio Carnero, sobre asuntos familiares

SEÑOR Y AMIGO MÍO:

Vamos al negocio, que es muy tarde para no decir lo que se viene á la pluma. La carta que vino en mi pliego se dió con la advertencia que V. previno, en cuanto á su seguridad.

Las vitelas han hecho ruido. Sólo me han dicho que el San Vicente viene gordo, y será menester enflaquecerlo de manera que parezca algo más penitente; y que tenga los brazos levantados en acción de predicar el juicio final. V. vaya teniendo cuidado con que ya se piden gollerías, como si fueran vitelas; y se han de pagar como las miniaturas; ponga V. uno y otro en el libro de las partidas que se deben, por lo que pudiere suceder.

Espero, en respuesta del correo que viene, la censura de V. y del señor marqués sobre lo que ha parecido mi libro en esas regiones del norte, que por acá continúan sus aplausos; aunque se habrán vendido unos ciento cincuenta tomos, pues en todo influye la falta de dinero y en Madrid hay pocos hombres que tengan dos reales de á ocho juntos.

He pagado enteramente á D. N., porque me tenía con cuidado el maestro de obras. Á V. se debe la de la Nueva España y tengo por evidente que no se habría impreso si no fuera por el socorro de V.;

porque la ayuda de costa todavía se está en el aire. Y así puede V. İlamar suya la historia y las demás razones. Á esta acción que ha hecho tanto ruido, de haber acompañado al divinísimo nuestro rey, escribí estos dos sonetos, porque su majestad se acordó de mi antigua vena. V. verá en ellos el trabajo que me han costado, por el que le costará el leerlos. Á D. Martín tenemos ya con título de su majestad, en que le nombra corrector general de los libros de estos reinos; y está en ánimo de ser tan conocido como Murcia de la Llana. Tiene cincuenta doblones de salario, y lo que produjeren las erratas. Pone desde luego á las órdenes de V. esta dignidad, habiendo conseguido el ser persona de muchos envidiosos.

Sírvase V. ponerme á los pies de mi señora Doña N., y quédese lo demás para otra ocasión. Guarde Dios á V. muchos años. Madrid, etc. DON ANTONIO DE SOLÍS.

Carta del Padre José Francisco de Isla á su hermana Doña Francisca de Isla y Lozada

MUJER DE TU MARIDO:

VILLAGARCÍA, á 24 de Julio de 1758.

Has dado en la manía, de algunas semanas á esta parte, de que te pierdo el respeto, sin que yo acierte á concebir cómo se puede perder lo que jamás se ha tenido. Pero tú eres una pequeña diablesa, y sabes más que Merlín, por lo que te estimaré me comuniques este secreto, que puede importar para más de dos ocasiones. Hallar una cosa antes de perderse es habilidad que á cada paso la usan los ladrones; pero perderse lo que jamás se poseyó, no lo había tenido por posible, hasta que tú me aseguras que es cosa evidente. Al fin, si te he perdido el respeto, fijaré cedulones en las esquinas de los correos, (porque has de saber que los correos tienen esquinas), para que cualquiera persona que haya hallado un respeto que se perdió, acuda á ti, á quien pertenece, que se le pagará el hallazgo, y por lo que toca á mí, doy palabra de guardar tan bien el primero que te tenga, que no sólo no se pueda perder, pero que ninguno me le pueda encontrar. No sabía que estuviese por prior de ese convento de S. Agustín el Mro. Ocampo. Es de los hombres sabios, religiosos, honrados y atentos que he conocido. Dice bien; tratele mucho en Pamplona, y siempre le he profesado singular estimación. La he hecho muy grande de la memoria con que me honra, y de la amistad que me conserva. Te estimaré mucho, así á ti, como á Nicolás, que le correspondáis en vuestro nombre y en el mío con el más fino aprecio, tratándole con toda confianza, y sirviéndole en cuanto se le

ofrezca. Si antes de ahora hubiera sabido su destino, antes de ahora os habría hecho esta recomendación; porque tengo singular complacencia en que los hombres particulares sean particularmente distinguidos. Si todos fueran como el Rmo. Ocampo, no habría quejas, porque no habría gerundios. Dile cuanto quisieres de mi parte, en la inteligencia de que en nada te excederás. Ahora vete á pasear, que yo voy á escribir otras cartas.

Señora, B. T. P. (con un cardo) el más atento capellán de Ti.

Ella.

SEÑOR:

Carta de Luscinda á Cardenio

Yo.

La palabra que Don Fernando os dió de hablar á vuestro padre para que hablase al mío, la ha cumplido mucho más en su gusto que en vuestro provecho. Sabed, señor, que él me ha pedido por esposa, y mi padre, llevado de la ventaja que él piensa que Don Fernando os hace, ha venido en lo que quiere con tantas veras, que de aquí á dos días se ha de hacer el desposorio, tan secreto y tan á solas que sólo han de ser testigos los cielos y alguna gente de casa. Cual yo quedo, imaginadlo: si os cumple venir, vedlo, y si os quiero bien ó no el suceso deste negocio os lo dará á entender. Á Dios plege que ésta llegue á vuestras manos antes que la mía se vea en condición de juntarse con la de quien tan mal sabe guardar la fe que prometo. LUSCINDA.

BIEN MÍO:

(Don Quijote, cap. XXVII.)

Carta de Don Carlos á Doña Francisca

Si no consigo hablar con usted, haré lo posible para que llegue á sus manos esta carta. Apenas me separé de usted, encontré en la posada al que yo llamaba mi enemigo; y al verle, no sé como no expiré de dolor. Me mandó que saliera inmediatamente de la ciudad, y fué preciso obedecerle. Yo me llamo Don Carlos, no Don Félix. -Don Diego es mi tío. Viva usted dichosa y olvide para siempre á su infeliz amigo. CARLOS DE URBINA. (Moratin—El Sí de las Niñas, Act III, sc. xii.)

M. V

ESQUELAS

(el Sr., la Sra., or la Srta. A.) agradecerá mucho que el Señor N. (la Señora or Señorita B.) le (la) favorezca, (honre), con su compañía el lunes 8 del corriente después de las 7 de la tarde. CALLE DE TROYA, Febrero 2 de 1901,

Sr. D. N

QUERIDO AMIGO :

MIÉRCOLES, 10 de Febrero de 1901.

Esta noche vendrán á ésta muy de V. algunas personas que deseo la pasen con satisfacción; para esto cuento con V. cuya presencia espero para hacer brillante la compañía. Adiós, hasta la vista. Amigo y servidor de V.-M. V.

M. V. saluda afectuosa y respetuosamente al Sr. -, y le que dará muy agradecido si se sirviera pasar en su compañía la noche del jueves próximo después de las 7.

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acepta con gusto su invitación, por la que le da muchas gracias. Martes

M. V- B. L. M. al Sr.

y siente no poder gozar de su

amable compañía la noche señalada, por hallarse comprometido de antemano.

M. V. saluda amigable y respetuosamente al Sr. con gusto su convite para la noche de

y acepta

Jueves á

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